Continuamos con esta serie de artículos en los que tratamos en profundidad cada aspecto que engloba a los TCA. Tras haber tratado la prevalencia o el método de diagnóstico, es el turno de hablar sobre el tratamiento.

En el capítulo 2, comentamos como el enfoque patológico del diagnóstico (detectar síntomas y no las causas de estos síntomas) influían enormemente en el ‘modus operandi’ del tratamiento y en su eficacia.


Tratamiento de los síntomas

El primer paso que se da en la terapia es el de la restauración del peso. Es una etapa importante para la salud de las pacientes, sobre todo en el corto plazo. Para ello, se realizan diferentes intervenciones nutricionales dependiendo del estado de desnutrición y déficits nutricionales, sobre todo en casos de anorexia nerviosa o bulimia nerviosa.

Según está estipulado, si la paciente presenta un IMC inferior a 14, es requerido un ingreso hospitalario, mientras que si es de 16, la intervención nutricional se realiza en ambulatorios.

La planificación nutricional consta en esta etapa inicial de una dieta que no supera las 1000 kcal, y sobre todo se centra en la reposición de electrolitos y vitaminas. Esta primera intervención se centra en estabilizar los niveles de micronutrientes, por lo que no se experimenta una ganancia del peso. Generalmente, dura alrededor de 1 o 2 semanas. Una vez pasado ese periodo de tiempo, se abandona el ingreso.

Posteriormente, se lleva a cabo una etapa de ganancia ponderal, en el que paulatinamente, se aumenta el contenido nutricional y calórico de las ingestas. Este plan nutricional es llevado a cabo por una dietista-nutricionista, que elabora un plan nutricional individualizado para cada paciente. También se realizan terapias conductual para aumentar la adherencia a esta terapia.

Una vez esta terapia psico-nutricional ha surtido efecto, se observa como, efectivamente, las pacientes han adquirido un peso corporal normal, y tienen una conducta alimentaria correcta.

Hoy en día, se llega a considerar que cuando eso ocurre, hemos solucionado todos los problemas. Pero sin embargo, la estadística nos dice lo contrario: según estudios, la mitad de las pacientes que padecen cualquier tipo de TCA, no terminan por recuperarse completamente tras el tratamiento.


La culpabilidad y el miedo

Desarrollar respuestas de hambre y saciedad correctas y un peso corporal normal, no es sinónimo de alcanzar la recuperación del TCA. En muchas de esas ocasiones, aún no ha desaparecido un factor muy importante: el miedo a ganar peso, y el sentimiento de culpabilidad.

Aunque alcancemos un peso normal, y comamos con normalidad, esa respuesta emocional permanece. Esta respuesta emocional es la principal responsable del desarrollo, mantenimiento y recaídas en los TCA.

La culpabilidad es definida como una respuesta emocional que sentimos de manera consciente, y que cuando se desata, involucra mecanismos afectivos, sociales, cognitivos y psicológicos. Puede ir acompañada de sentimientos como el enfado, ansiedad, tristeza o ansiedad.

Hablamos de esa ‘voz interior’ que no para de hacernos sentir culpable acerca de lo que vamos a comer o hemos comido. Es importante trabajar sobre esta situación ya que nos afecta emocionalmente, y pueden volver a desatarse comportamientos destructivos del pasado.

Esta culpabilidad es común padecerla, y quizás es una señal que nos indica que vamos por el buen camino. Son pensamientos que aparecen de forma subconsciente. Es el TCA manifestándose, para intentar convencernos de no tomar elecciones saludables. Ocurre porque estamos saliendo de nuestra zona de confort. Y tenemos que continuar ese camino.

Hemos llegado a la segunda parte de la recuperación. La más compleja y la que mayor tiempo suele tomar, pero también la más importante: curar la culpabilidad y cuidar nuestras emociones.


Trabajar la culpabilidad

Es un proceso que lleva tiempo, y no se consigue de la noche a la mañana. La colaboración con una psicóloga es vital para alcanzar nuestra meta. En este caso, la terapia debe consistir en gran medida en expresar las emociones, y desarrollar nuestro amor propio.

Estos sentimientos y pensamientos negativos que se tiene acerca de la comida y nosotras mismas, son pensamientos subconscientes. Es vital desvincularnos de ellos, no forman parte de nuestro yo, de nuestra consciencia.

Una técnica que podemos realizar en nuestras casas, cuando no estamos en las sesiones, es la de escribir en un diario estos sentimientos de culpabilidad cuando los estemos sintiendo. De esta manera, traemos todos estos pensamientos negativos de la subconsciencia a la consciencia. Podemos darnos cuenta de lo abusivos y negativos que son.

Son palabras que no diríamos a las personas que queremos, por lo que tenemos que desvincularnos de ellos, y elegir cuidarnos y querernos.

Dejamos este video (está en inglés).
Todos sus videos están muy bien 🙂

Poco a poco, algo que en un principio parece tan difícil como eliminar la culpa de nuestra realidad, será más sencillo. Comer terminará siendo un hábito, y por último, un placer (desarrollaremos esto en el proximo y último artículo de esta serie).

Esperamos que hayas disfrutado la lectura.

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