Hoy traigo un tema que a mí, me acompañó en la forma de ver el tiempo, las prioridades y la transcendencia de cada una de mi decisiones. Fue todo un descubrimiento el poder separar ambos conceptos, y entender la importancia de cada gesto. 
Como siempre, tómate la lectura con calma, y sobretodo, disfruta del aprendizaje tanto como puedas. Agradece estar dándote este tiempo para la investigación, para darle nombre a cosas que quizás ya sabías. Los nombres son importantes para la visualización de ideas. (Haz de esto, un ritual :) )

La diferencia entre estas dos ideas, no es el fondo, o el contenido sino los pensamientos que hay detrás de ellos.

No es la acción la que cambia, sino la actitud detrás de esa acción.

Las rutinas son aquellas acciones que no elegimos hacer de forma consciente en nuestro día, aquellas que podemos llegar a sentirlas como una obligación, o trabajo. La rutina es levantarse por la mañana, apagar el despertador y ponerse a «funcionar», hacer el desayuno a toda velocidad, comer deprisa, ir corriendo al trabajo… No son cosas a las que les demos valor individual, salvo el de su propia funcionalidad.

Sin embargo, un ritual, son acciones a las que les damos una simbología, un valor añadido a la propia acción. Tienen un propósito y un sentido que se alinea con tus valores y morales. Están, en otro grado de consciencia. Y aportan algo a la persona que las realiza, más allá del propio efecto que produce de forma irremediable.

Beber agua, puede ser una rutina, por la cual me hidrato. O puede ser un ritual, por el cual me hidrato, y además reconecto con mi interior, con mi calma, reconozco la fluidez de las cosas a traves de sentir la del agua….

El lenguaje es un punto clave aquí. Darnos cuenta de que aquello que hacemos en un día, no es una obligación que «tenemos que» hacer, sino una prioridad que tomamos y elegimos dentro del prisma y sistema que vivimos. Esto, genera un verdadero cambio en la visión que tenemos hacia esas actividades.

Elijo hacer, quiero hacer, puedo hacer.

Y por ello me nutro. Y por ello lo hago.

RUTINASRITUALES
Participación pasiva en tu vidaParticipación activa en tu vida
Motivación externa o a largo plazoMotivación interna y en
el propio proceso
El presente como algo tediosoEl presente como una celebración
El poder está fuera (Locus de control externo)El poder es tuyo (Locus de control interno)
Implicación mínimaGran implicación
Tengo que hacerQuiero hacer

MIS 5 RITUALES

Sabiendo esto; procedo a compartir algunos de mis rituales y explicaros el poder simbólico que tienen para mí.

Podéis seguir estos ejemplos en vuestra vida. Podéis desecharlos y crear los vuestros. Podéis transformar vuestras (ya creadas) rutinas y darles otro valor y significado. Daos libertad total para crear, e investigaros aquí. No hay juicio, pues no hay rituales que estén mal o bien, solo rituales que te sirvan o no te sirvan a ti. Regálate ese espacio para conocerte.

  • Moverme: Cada vez más personas tienen claro lo bueno que es moverse, incluso es muy habitual entrenar, ir al gym o salir a correr. Es una realidad: estar activa es salud fisiológicamente hablando.

Pero… ¿Nos hemos realmente parado a explorar todo lo que podemos valorar y nutrirnos del movimiento?

Hace unos años, cada vez que hacía ejercicio, lo veía como una forma de adelgazar, después empece a verlo como una necesidad para estar fuerte, y lo siguió una sensación de obligación para estar «saludable».

Fue tremendamente liberador parar, darme cuenta de que no se acababa el mundo, ni mi cuerpo perdía sus capacidades, ni engordaba irrefrenablemente. Y desde la no necesidad, desde la independencia, desde las ganas y la escucha a mi cuerpo (que curiosamente tiene grabado a fuego en el ADN que estamos hechos para estar activos) surgió este ritual.

Busca el tipo de movimiento que disfrutes, sin hacerlo para los beneficios del futuro, sino para gozar y saborear ese mismo instante. Puede ser darte un paseo en el campito (a mi me apasiona); aprovechar para escuchar los arboles, apreciar el viento en tu carita, pensar con más claridad, o sentir tus músculos en movimiento. O quizás hacer yoga (¡¡¡Incluso Acroyoga!!! Para mí es gloria.); una forma de escucharme, de saber donde estoy, dónde están mis células y cómo se siente cada una de ellas. Un momento para respirar hondo, para oler, escuchar y tocar con curiosidad. Meditar en movimiento. Encontrar paz y calma de los pensamientos.

  • Cocinar: Uno de los rituales que han sido más sanadores en mi persona. Cocinar era una tortura, un carrera de obstáculos constantes. Era simplemente una obligación para saciar la necesidad de tener que comer. Lo hacía con prisa, buscando atajos y evitación constante

Sin embargo, ahora tiene una simbología muy diferente. Ahora implica re-conexión, nutrirte con cariño, desde el respeto de cuidarte y cuidar a tu entorno. Preparar platos que te van a sentar bien, con alimentos que sabes de donde vienen; que te involucras en comprar, en hablar con el frutero o la dueña del puestecito en el mercado. Cortar con un buen cuchillo, cocinar a fuego lento la cebolla y escuchar los sonidos burbujeantes del aceite. Bailar con música dulce mientras hacer la cocina tuya, impregnas de energía todos los manjares.

Todo el camino, desde pensar en lo que quieres cocinar, hasta que das el primer mordisco y saboreas el jugo del tomate inundando tu paladar.

  • Leer: De pequeña leía mucho. Los libros eran mi refugio del mundo real, mi espacio seguro. Cuando he ido creciendo, cada vez he leído más datos, papers, estudios científicos y desarrollos teóricos. Y dejando de lado los libros de fantasía que tanto me gustaban.

Este es un ritual con el que me estoy reencontrando. Cuando me tumbo a leer por las noches en la cama, dejo de ser la Ali de ahora, para ser una navegante intrépida, una luchadora galáctica; pero sobre todo, para ser la Ali del pasado. La niña inocente que se imbuía en las historias de aventuras o amor, que lloraba y empatizaba con seres ficticios, qué se sentía acompañada por animales que hablaban y acogía en su corazón a personajes doloridos por sus circunstancias. Tenemos mucho que aprender de nuestros «nosotros» del pasado.

  • Escribir: Sienta bien. Plasmar tus ideas en una hoja en blanco puede ser de las mejores formas de fijar tu atención en lo importante.

Este ritual para mí tiene muchas formas y colores. Hay etapas donde escribo cada mucho, poesía corta sobre cómo me siento, otros momentos donde me siento más alineada con plasmar ensayos teóricos sobre ciertos conceptos que me parecen importantes.

Sentarme frente al fuego, envuelta en una manta, con una infusión caliente y música calmada de fondo (tal y como estoy ahora mismo redactando este artículo) es una forma maravillosa de velar por mí. No solo por permitirme frenar el movimiento físico durante un rato, sino por crear un lugar para conocerme, para explorarme. Aprendo mucho sobre mí en estos momentos.

Poder apreciar la playlist que una persona a la que quiero me recomendó, poder embobarme con las llamas, inundarme de su calor, preguntarme cosas y charlar conmigo misma largo y tendido, reflexionar. Mientras me doy la oportunidad de CREAR. De dejar de devorar información externa, de parar el consumo constante. Y me permito imaginar, componer, inventar y parir. Una y otra vez. Sin prudencia, sin miedo.

  • Contacto con la naturaleza:

Estamos tan acostumbradas a vivir en ciudades, rodeadas de muros, edificios y coches; que hemos dejado de valorar todo lo que la naturaleza hace por nosotras. Lo presente que está en nuestra vida. Cómo nos da todos los recursos que necesitamos para sobrevivir; agua, calor, comida… y al mismo tiempo nos enseña serenidad y sosiego.

Relacionarse de forma genuina y consciente; basándonos en la escucha y la observación, aportando y no solo recibiendo. Dejando emerger la curiosidad, asombrarnos por lo desconocido, transmutar conocimientos y transportar aprendizajes a nuestra vida.

Estimar la pequeña fresa silvestre que te encuentras el camino, y darte cuenta de que al igual que ella es preciada, tú también lo eres. Repara en el rastro que dejan las huellas de los pequeños animales que pasearon por allí antes que tú, y fijarte en tus propias huellas en el camino. Abrazar el silencio y como el sigilo te descubre una infinitud de nuevos sonidos…

______________________________________________________________________________

Si reflexionamos sobre lo que acabamos de leer… Al final todos los rituales se vuelven importantes y de valor por algo realmente simple: Darles ese valor. Ser capaces de agradecer, de llenar tu presente de gratitud. Ver tu día a día como un verdadero regalo, para aprender y crecer infinitamente.

Gracias por leerme. Y antes de irte, aprovecha. Busca tus propios rituales. Crea una lista. Dales un sentido a tus eventos importantes, llénalos, de ese sentido. Puedes compartirlos en las comentarios, para alumbrar a otras personitas que os lean. Podemos crear una gran comunidad de ayuda. O si no apúntatelos en un cuaderno, en las notas del móvil, en una grabadora de audio. Pero que no se olvide. Que no se pase.

Nos vemos pronto…

Os quiero, cuidaos mucho.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Siguiente entrada

Desmontando mitos de TCA

Sáb Sep 25 , 2021
«Yo siempre digo lo que pienso». Todos conocemos a alguien que se siente identificado con esa frase. Alguien que «no tiene pelos en la lengua». […]
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad