«Yo siempre digo lo que pienso». Todos conocemos a alguien que se siente identificado con esa frase. Alguien que «no tiene pelos en la lengua». Cuando dicha persona se presenta en una reunión de amigos o familiares, te echas a temblar. Sabes que en cualquier momento, y hablando sobre cualquier cosa, va a dar su opinión, basada en la absoluta NADA. Normalmente te dejan con esta cara:

Camuflan su ignorancia con falsa seguridad y honestidad. Así es como se han creado los falsos mitos que abarcan temáticas como la alimentación, psicología o la ciencia. Para evitar esto, en el artículo de hoy vamos a desmontar una serie de mitos acerca de los TCA. Lets go!


Los TCA se provocan para llamar la atención

Lamentablemente, esta es una frase que puede llegar a ser escuchada y leída en redes, acerca de las causas desencadenante de los TCA.

Obviamente esto es rotundamente falso. Las causas son multifactoriales, en las que se engloban factores biológicos, psicológicos y sobre todo socio-culturales. En la sociedad occidental, las figuras delgadas de las mujeres están asociadas sistemáticamente al éxito, la felicidad o la plenitud, mientras que en el caso de los hombres, esto no ocurre. Esto ejerce una presión acerca de la imagen corporal. Todo por la cultura gordofóbica y patriarcal de la sociedad.

También encontramos otras causas como la cultura de la dieta: esa necesidad por perder peso, sobre todo cuando nos acercamos al verano o a grandes celebraciones. Ese «hay que ponerse a dieta, que ya llega el verano», que todas tenemos interiorizado.

Estas dietas son calóricamente restrictivas, y por lo tanto deficitarias nutricionalmente. SE PASA HAMBRE. Como resultado, llegamos a desencadenar una relación con la comida conflictiva, en la que el miedo a engordar se apodera de nosotras, condicionando nuestra forma de vivir.

Es ridículo afirmar que se padecen TCA para llamar la atención. Y es triste pensar eso, ya que culpabilizamos a las pacientes de ello, cuando realmente son víctimas del sistema sociocultural. Y eso es algo que hay que cambiar.


Como padre/madre, no puedo hacer mucho para ayudar a que mi hija se recupere.

Es otro mito común acerca de los tratamientos de los TCA. Padres y madres pueden llegar a frustrarse, debido a que la recuperación puede ser complicada, alargarse en el tiempo, e incluso haber periodos de estancamiento. Esto puede hacer que la convivencia en casa sea más difícil y una situación dura para todas.

Sin embargo, la realidad es que el círculo social de las pacientes pueden jugar un papel clave en el tratamiento. Las sesiones de terapias en las que se involucran las padres y madres suelen mostrar mayor efectividad. Apoyarlas, escucharlas y entenderlas, además involucrarse a la hora de cocinar, o comer hará el tratamiento más efectivo.

Hay que tener en cuenta de que se trata de un proceso, y no es cosa de un día, por lo que hay que ser paciente, mantener una mentalidad optimista, y hacerle ver a la persona que lo padece que este trastorno NO es ella.

Es importante informarse acerca del problema que está sufriendo su hija, para poder así empatizar, y entender la situación. Ser un apoyo, alguien en la cual poder abrirse y cultivar confianza.


Si no vomita, no tiene comportamientos compensatorios.

Debido al temor por engordar, es común realizar acciones purgativas o compensatorias. La más conocida son los vómitos autoprovocados, característicos de la bulimia nerviosa. Es incluso razonable pensar que este es el único mecanismo purgativo posible. Sin embargo, si reflexionamos un poco, caeremos en la cuenta de que este no es el único indicativo de una relación tormentosa con la comida.

En cuanto a alimentación se refiere, un comportamiento compensatorio es aquella acción que se realiza para equilibrar el gasto energético, y evitar ganar peso. Estas acciones nacen de la culpabilidad, y son acciones impropias en nuestra rutina diaria.

Un ejemplo de esto es la restricción calórica. Podemos comenzar a observarlo después de eventos como las comidas navideñas o grandes celebraciones. Llevan consigo reencuentros de familiares y amigos, que se traducen en un aumento del consumo de alimentos. Abunda así el marisco, la repostería y otros alimentos que en nuestro día a día no son tan comunes. Y es que, alimentarnos es también un acto social.

Es común reducir la ingesta de las comidas posteriores (por MIEDO), en la que se realizan ingestas de comidas pobres nutricionalmente, en lugar de volver a nuestra alimentación cotidiana y equilibrada. Cenar únicamente una fruta o un yogur, o tirar a la basura parte de la ración pueden ser algunos ejemplos.

También debemos mencionar la realización de ejercicio físico. Practicar ejercicio es positivo, ya que tiene múltiples beneficios, si se realiza de manera correcta. Fortalece nuestra estructura ósea y muscular, nos ayuda a liberarnos…

Sin embargo, también es un arma de doble filo. Realizar ejercicio de forma excesiva e impulsiva, es otro de los comportamientos compensatorios que pueden seguir personas que padecen un TCA, o pueden llegar a desarrollarlo. Una vez más, algo que en otro contexto puede ser beneficioso, puede convertirse en una actividad que realizamos desde la ansiedad y la preocupación por perder peso. No es lo que hacemos, sino el por qué lo hacemos.

Recapitulando, es importante detectar estas acciones, ya que, aunque no sean tan apreciables, pueden ser indicios acerca del desarrollo de un TCA.


Nunca te recuperas de un TCA

Debido a larga duración que suele caracterizar los tratamientos y la recuperación, es común leer sobre la cronicidad de los TCA, es decir, que una vez lo padeces, nunca llegas a recuperarte de él.

Hablamos de una situación bastante compleja. Cada caso es totalmente distinto, siendo así también la recuperación. Puede llegar a tomar años, y se pueden producir altibajos. En ocasiones frenar las conductas que se emiten puede ser más fácil que eliminar los procesos cognitivos y pensamientos que se tienen. Por ello, un aprendizaje duradero puede dar lugar a frustraciones. Episodios de malestar emocional pueden hacernos ver fantasmas del pasado. El padecimiento de estrés crónico y la depresión esta asociada a los TCA en gran medida, por lo que los comportamientos dañinos pueden volver a suceder.

Sin embargo, podemos afirmar que la recuperación completa es alcanzable, ya que es un hecho, las estadísticas hablan por si solas.

Cuando hablamos de recuperación, hacemos referencia al momento en el que la persona puede aceptar su tipo de cuerpo, y deja de lado aquella relación destructiva que tenía con la comida o la realización de ejercicio. El momento en el que el peso NO es más importante que tu propio bienestar.

Es importante reconocer estas situaciones de malestar emocional, para intentar acceder a otras alternativas más útiles que nos permitan lidiar con ello, abandonando los comportamientos dañinos del TCA.

Pete, superó un TCA.

Es un proceso complejo, donde no hay estimaciones en cuanto a duración se refiere. Cada persona es un mundo, por lo que los tratamientos de calidad e individualizados son clave, además de apoyo por parte del entorno y sobre todo, mucha fuerza.

Sí se puede.


Tener un TCA significa no comer

Debido a que, la anorexia nerviosa es el TCA más conocido, podemos llegar a tener la imagen de que padecer un TCA implica no comer. Sin embargo, la realidad es mucha más compleja.

El trastorno por atracón por ejemplo, se caracteriza por episodios de alimentación impulsiva, ligado normalmente a episodios de estrés, y malestar emocional. La bulimia es bastante similar, con la diferencia fundamental de que en la bulimia se adoptan los comportamientos purgativos. En estas alteraciones por lo tanto, no tiene por qué observarse una disminución de la ingesta de alimentos.

Sin embargo, todos tienen un punto en común: Comer se convierte en un evento conflictivo, que condiciona nuestro día a día. Y realmente esto es la razón fundamental por la que ponerle diferentes nombres o calificativos a los TCA no tiene una importancia significativa, el tratamiento sigue basándose en el aprendizaje.

Así es como llegamos al final del artículo. El conocimiento es poder, así que espero haber arrojado un poco de luz acerca de algunas de las cuestiones o mitos frecuentes acerca de los TCA.

Es importante, para poder tener un pensamiento crítico, sacar nuestras propias conclusiones. Y sobre todo, para no caer en las garras de los cuñados de turno, y sus argumentos sacados de titulares fuera de contexto en Facebook. Como bien nos recuerda el refranero andaluz….

Maestro liendres, que no sabe de nada y de todo entiende.

Refranero andaluz

POR FAVOR, ESCRIBE OTRO MITO QUE HAYAS ESCUCHADO EN TUS CARNES EN LOS COMENTARIOS!!

Espero que os haya gustado la lectura. Peace :).



Referencias:

(1): Parents: Supporting Your Child With an Eating Disorder, Eating Disorders Specialist.

(2) WHY IS IT SO HARD TO RECOVER FROM AN EATING DISORDER?, Mental Health America

(3) Is it possible to recover from an eating disorder?, Irish Examiner.

(4) Why I Believe Full Recovery From An Eating Disorder Is Possible, Collen M Wenner, Mental Health America.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Siguiente entrada

LAS DIETAS: ¿Sirven para algo?

Dom Oct 17 , 2021
Son varios los artículos de este blog en los que ya hemos hablado de las dietas restrictivas. Sobre todo de cómo estas nos limitan y […]
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad